El nivel del mar ha aumentado entre 10 y 20 cm a lo largo del último
siglo. Aunque para final de este siglo es razonable esperar un aumento
de entre 10 y 68 cm. Esta subida es debida, fundamentalmente, al efecto
de la expansión térmica y a la pérdida de masa de glaciares y casquetes
polares.
Las zonas más expuestas a mayor riesgo desde el punto de vista del número de personas afectadas son Asia meridional y sudoriental, África oriental y occidental y el Mediterráneo, desde Turquía hasta Argelia. ¿Qué podemos hacer?
La lucha contra el cambio climático ofrece diferentes frentes cuya acción debe ser llevada a cabo de manera simultánea. La mitigación se centra en reducir o eliminar las causas, es decir, la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera, mientras que la adaptación intenta ajustarse a los efectos que ya se están produciendo o que son inevitables.
Las estrategias de gestión costera aplicables al cambio climático para adaptarse al repetido aumento del nivel del mar o un cambio en las características de las tormentas, serían: el retroceso, la adaptación y la defensa.
Estrategia de retroceso: esta estrategia, como su propio nombre indica, consiste en hacer retroceder las estructuras humanas que puedan verse afectadas por los efectos de la subida del nivel del mar y el resto de consecuencias del cambio climático.
Estrategia de adaptación: requiere un planteamiento diferente para la erosión y la inundación. En el primer caso, la estrategia de lucha contra la erosión requiere ubicar estructuras y hacer un uso flexible de la línea de costa.
Estrategia de defensa: consiste en la construcción de estructuras para defender o preservar ciertas infraestructuras humanas de la subida del nivel del mar y demás efectos del cambio climático.
Muy bien, la imagen preciosa
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